



Yo siempre he sido pro-activa y luchadora, de las que coge el toro por los cuernos y busca soluciones a los problemas en vez de ignorarlos. Pero una vez más en esta historia, ante cada nuevo obstáculo insalvable, un nuevo camino se iba mostrando delante de mi, casi solo. Solo pude aceptar, no sin antes dejar claro de nuevo que la familia no podría pagar esos servicios, lo que nunca ha supuesto un problema. Y que yo no podría hacer mas que intentar repetir lo que había visto hacer con Mirian, una vez cada 10/15 días, y ver lo que pasaba. Me comprometí pues a hablar con la madre y la hermana de Mirian, y a proponerlas la futura visita de Ursula y su oferta de ayuda. También les comenté el proyecto de traducir el libro entero al castellano para para que otras personas se beneficiaran de ello en el futuro.
Cuando así lo hice, algunos días después en el hospital, ellas aceptaron sin dudarlo. Ursula y yo nos pusimos a buscar una fecha en nuestras agendas en la que ambas pudiéramos liberarnos durante todo el día. Tarea nada fácil, pues yo en esta fase de mi vida trabajo (bastante) ocupándome de mis hijos, y Ursula trabaja (bastante) de psicóloga, tratando a mujeres enfermas de cáncer. Sin contar con que el viaje desde Zurich hasta Ginebra son 3 horas de tren por trayecto, y que el hospital está lejos de mi casa y en las afueras de Ginebra. Al final lo conseguimos y acordamos una fecha precisa, en la que ella cogería el primer tren y yo iría a buscarla a la estación para ir juntas al hospital. Yo, aun sin conocerla, me sentí muy aliviada de tener cerca un apoyo de carne y hueso, con conocimiento y experiencia, que además pudiera comunicarse con la familia en su propio idioma. Algo más tarde, cuando ya la conocí personalmente, me sentí además muy contenta y agradecida de tener a mi lado a una gran persona, además de un constante e incondicional apoyo para mi, en todos los sentidos. Querida Ursula, sé bien que tu me sigues en esta aventura y que andas por ahí. Yo hoy, desde aquí, tan solo puedo decirte, en el idioma que tú prefieras, GRACIAS. Gracias por haber estado y por seguir estando ahí.
Cuando así lo hice, algunos días después en el hospital, ellas aceptaron sin dudarlo. Ursula y yo nos pusimos a buscar una fecha en nuestras agendas en la que ambas pudiéramos liberarnos durante todo el día. Tarea nada fácil, pues yo en esta fase de mi vida trabajo (bastante) ocupándome de mis hijos, y Ursula trabaja (bastante) de psicóloga, tratando a mujeres enfermas de cáncer. Sin contar con que el viaje desde Zurich hasta Ginebra son 3 horas de tren por trayecto, y que el hospital está lejos de mi casa y en las afueras de Ginebra. Al final lo conseguimos y acordamos una fecha precisa, en la que ella cogería el primer tren y yo iría a buscarla a la estación para ir juntas al hospital. Yo, aun sin conocerla, me sentí muy aliviada de tener cerca un apoyo de carne y hueso, con conocimiento y experiencia, que además pudiera comunicarse con la familia en su propio idioma. Algo más tarde, cuando ya la conocí personalmente, me sentí además muy contenta y agradecida de tener a mi lado a una gran persona, además de un constante e incondicional apoyo para mi, en todos los sentidos. Querida Ursula, sé bien que tu me sigues en esta aventura y que andas por ahí. Yo hoy, desde aquí, tan solo puedo decirte, en el idioma que tú prefieras, GRACIAS. Gracias por haber estado y por seguir estando ahí.
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