Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Historia 18: Ya no hay duda – Mirian oye y responde

Julio 2010, dos días antes de irme de vacaciones. En un hospital de Ginebra. Su amiga Rosa, dos familiares y yo, entramos en la habitación de Mirian para intentar repetir - y filmar - el movimiento de su mano. Y conseguir así una prueba de que Mirian tenía un cierto nivel de consciencia a pesar de llevar casi un año en coma.
 
Nada más entrar resultó evidente que Mirian a tenía un semblante mucho más tranquilo que cuando llegamos. Antes de empezar le expliqué quienes estábamos allí, y cómo habíamos conseguido hablar y arreglar nuestras diferencias. Ya nos habíamos puesto de acuerdo para trabajar juntas - de cara al futuro - y estábamos allí para intentar comunicarnos con ella, siempre que ella quisiera. 

Yo cogí la cámara y Rosa se puso al lado derecho de Mirian, cogiéndole la mano. Les pedí a ambas que hicieran más o menos lo mismo que unos días antes. Yo intentaba concentrarme en grabar la mano de Mirian y en intervenir con palabras de vez en cuando, según había aprendido en los últimos meses pero con el objetivo de hacer participar a la familia en la interacción. 

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Educación enferma o sociedad enferma?


 








Hoy alma y cuerpo me piden un nuevo paréntesis. Como la última vez, la estrella invitada es la educación. No solo es un tema muy cercano y presente en mi vida, desde hace tiempo centrada, sobre todo, en educar a mis dos hijos. Además es un asunto muy candente, pues ahora en España andamos con recortes, con huelgas y con toda la repercusión mediática que eso conlleva.

Hace unos días leí este texto de un desconocido, de esos que te pasan por delante por casualidad y te quedas enganchada leyendo. Lo cierto es que me sentí muy identificada con él. http://www.mundonuevo.cl/blog/articulos/la-educacion-enferma/

Poco después vi un vídeo que, como algo curioso, colgó en internet un viejo y querido amigo. Y que a mi me impactó mucho (luego explico el cómo y el porqué). El mismo me envió un par de días más tarde un bonito artículo del NewYork Times sobre una experiencia educativa muy interesante: http://www.nytimes.com/2011/09/18/magazine/my-familys-experiment-in-extreme-schooling.html?_r=2&pagewanted=all%3Fsrc%3Dtp&smid=fb-share

Todo eso junto en tan poco tiempo me dio por pensar, y empecé a preguntarme si lo que realmente necesitaría nuestra educación no sería más bien una reforma mucho más profunda. Y en cómo conseguirla. Me puse entonces a buscar respuestas en mi propia historia. Muchas veces uno encuentra mejores respuestas mirando en su interior que mirando hacia fuera.
  
Soy  una española casada con un escocés, trabajando en Suiza y viviendo en Francia. Tenemos dos niños nacidos en Colombia  que llegaron nuestra casa con 2 y 4 años de edad. En aquella época uno aun no hablaba y la otra hablaba poco y mal. Ambos estaban más aterrorizados que esperanzados ante el brusco cambio de vida que les esperaba. 

Al considerar la escolarización de los niños, decidimos no optar por la elitista Escuela Internacional. Sin duda la más cómoda, segura y comprensible elección de muchos funcionarios internacionales de esta zona. Nosotros, aun optimistas, ignorantes, y confiados en la innata capacidad de los niños por adaptarse y aprender idiomas, optamos por la normalidad y mayor potencial de integración que ofrecía la escuela pública local, en el pueblo francés donde vivimos.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Historia 17: ¡Sorpresa, sorpresa!

Ante los últimos acontecimientos (había visto con mis propios ojos como Mirian movía su mano derecha) y ante mi inminente ausencia de varias semanas, advertí a la familia de Mirian de lo que estaba pasando. Proponiéndoles una nueva visita urgente, bajo las mismas condiciones que  la anterior, para intentar repetir el mismo resultado. Pero esta vez con la intención de grabar la sesión en video como prueba objetiva y concluyente del movimiento de la mano de Mirian. Y con la idea de hablar después de ello con los médicos, entrevista que no iba a ser nada fácil pero para  la cual yo me ofrecía voluntaria. Si ellos así lo requerían y me conseguían una cita.
 
La respuesta de la familia ante mi mensaje fue lenta, inesperada y decepcionante –al menos dada la importancia (para mí) de lo que estaba ocurriendo y la necesidad de una reacción rápida. Yo inicialmente no entendí  su reacción y hasta llegue a enfadarme, aunque luego comprendí (algo) mejor sus razones. Tras varias excusas por la inexcusable falta de comunicación (marcaron varias veces un número equivocado, no querían molestarme, etc…) me contaron que a pesar de que ellas no lo habían visto, la fisioterapeuta ya les había informado hacia pocos días de que Mirian había movido ligeramente su mano derecha en una de sus sesiones (dato que yo obviamente ignoraba). Aunque la  misma fisio ya había informado de ello a los médicos, ellos no lo habían visto personalmente y se mantenían por tanto bastante incrédulos. Desde el  punto de vista médico, además del movimiento en sí mismo -que debía repetirse varias veces y de manera consistente - había que probar la relación entre el movimiento y la voluntad de Mirian. Para que no fuera considerado como simplemente reflejo. 
También me contaron que esa misma mañana se iba a celebrar una reunión con los médicos y la familia – de esas que con esfuerzo había logrado instaurar de forma periódica a través de la asistente social. Reunión para la que ya tenían un traductor (el sacerdote francés que les ayuda con la logística y los temas jurídicos) y a la que yo desde luego no había sido invitada.

martes, 13 de septiembre de 2011

Primera visita tras las vacaciones veraniegas

Tras una larga y reconfortante pausa veraniega  durante la cual yo he abandonado todo lo que he podido, incluido este blog, he vuelto a visitar a Mirian, a la que de alguna manera ya echaba de menos.
 
Cuando llegué no la encontré en su habitación, ni en el pasillo, ni en el jardín, ni en el restaurante. Tardé un buen rato en encontrarla - con creciente inquietud . Las enfermeras estaban reunidas en su coloquio semanal  y los otros pacientes, vecinos de Mirian, o no saben o no logran comunicar lo que sí saben con palabras. Por fin la encontré, con su madre, su hermana y una amiga, en la cabina telefónica que hay en la entrada del hospital, hablando con su familia de Bolivia.

A primera vista la encontré más gordita, con buen aspecto, el pelo más largo y recogido en una coleta alta. Iba bastante abrigada para la temperatura ambiente, como siempre. Esperé a que terminaran su conversación telefónica, y tras saludar nos subimos a la habitación.