Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

Más sobre mí

Creo que ha llegado el momento de superar el pudor que me ha envuelto desde que empecé esta aventura. Y de explicar quién soy y las razones por las que dedico una buena parte de mi tiempo y energía a escribir este blog, que nació hace ya tres meses. No creo ser ninguna "iluminada", ni ninguna "loca", sino tan solo una persona normal y corriente que se ha visto envuelta sin pretenderlo en una historia relacionada con el mundo del coma, ha aprendido de ella, y ha decidido contarla en un blog. 
Es muy poca la gente que lo sigue, pues este espacio es tan solo una gota de agua en el océano de información que es internet, donde sin duda hay más y mucho mejores cosas que leer. Su tema principal, el coma, no solo es de interés minoritario sino además bastante incómodo para la gran mayoría, como lo es todo aquello relacionado con la muerte (al menos en el mundo occidental). Si bien yo he optado por no hacer ningún tipo de publicidad y dejar que simplemente esto llegue a donde tenga que llegar, la magia de internet hace que hoy haya por ahí un puñado de gente que sí me lee, o que al menos me ha leído alguna vez, desde 20 países distintos en varios continentes. Y, sencillamente, creo que sería descortés hacia todos ellos el no salir del anonimato, dar explicaciones y darme a conocer. Al menos un poco y al menos una vez.  Aunque, sin duda, durante estos tres meses ya se han ido filtrando entre líneas, sin querer, algunos retazos de mi vida y de mí misma.

Me llamo Inmaculada, Inma para los amigos. ..Soy española, nacida en Madrid allá por la década de los 60, ciudad donde viví y crecí en una estupenda a la vez que normalísima familia de clase media. Una familia que, a pesar de la distancia física, es mi referencia y está muy presente en mi vida. Estudié la carrera de informática en la Universidad Politécnica de Madrid, estudios que empecé y terminé sin mucha vocación pero sin grandes dificultades, en una época de bonanza económica y con muchas salidas profesionales en el sector. Un buen día, con el título en la mano y varias y sabrosas ofertas laborales encima de la mesa, me agobió la idea de convertirme en una ejecutiva de traje de chaqueta de marca, medias de seda  y tacón de aguja, dedicada a ganar reconocimiento profesional y dinero. 

Así que decidí dejar todo eso de lado, cambiar de aires, y fui a parar en un centro internacional de investigación en física de partículas que hay en Ginebra (CERN). Donde el dinero no se busca para generar más, sino que se gasta en busca de conocimiento. Ahí es donde he trabajado muchos años, donde he ampliado mi formación, donde he aprendido a desenvolverme en varios idiomas y donde he hecho buenos amigos (aunque muchos se fueron y ya no están cerca). Y ahí sigo hoy, en un entorno natural, intelectual, cultural y profesional ciertamente privilegiado. También ahí es donde conocí a la persona con la que aun hoy comparto mi vida, unos días mejor que otros. El castellano no es su lengua materna y prefiere mantenerse al margen de todo esto, así que no hablare mucho de él. Solo diré que es una gran persona, que me ha respetado y apoyado siempre, en este lío y en muchos otros, y que además lo ha hecho a veces incluso en contra de sus propias convicciones. Lo que no solo le agradezco infinitamente sino que además me ha creado una impagable deuda con él. 

Un buen día de hace ya varios años, cuando ya casi habíamos dejado de esperarlo, llegaron a nuestra vida desde Colombia una niña y un niño, para convertirse en nuestros hijos. Esa aventura la escribiré en alguna otra parte algún otro día, pero será en privado, para ellos y muy poca gente más. Hoy ya tienen 9 y 11 años y son el centro de mi vida. Solo los que ya tienen hijos saben realmente lo que eso te cambia la vida y las prioridades. En este caso, además, hay que hacer frente a varias dificultades añadidas, para intentar superar la insuperable brecha de unos primeros años de vida sin cuidado ni afecto. 

Me parece que fueron sobre todo ellos dos, con sus carencias y necesidades, y mi experiencia directa de una enfermedad grave e imprevista, los que iniciaron el cambio. El cambio de perspectiva que te ofrece el haber visto la muerte de cerca y el haber sentido un amor de intensidad, naturaleza y profundidad desconocidas hasta entonces. Un cambio que originó que yo un buen día me planteara el dejar mi trabajo en el CERN,  al menos temporalmente, a pesar de que allí estaba no solo muy bien pagada sino además contenta. Un cambio necesario para poder dedicarme a ellos plenamente. Y de paso, para ver la vida pasar sin prisas en lugar de ir corriendo siempre detrás de ella. Para disfrutar del día a día, de la naturaleza que me rodea, del silencio, sin tener un lugar al que llegar ni un reconocimiento que conseguir. Con la libertad y la disponibilidad que da el no tener que ir a trabajar un mínimo de ocho horas diarias – exceptuando el ansiado mes anual de vacaciones. Aquella decisión, poco comprendida entonces por gran parte de mi entorno, salvo excepciones, y desde luego poco habitual en los tiempos en los que las mujeres luchamos justamente para que se nos reconozca como iguales en el ámbito profesional, ha hecho que yo sea hoy la que soy y no la que era. Más que una decisión real y meditada, ahora creo que aquello fue más bien un impulso vital, una especie de vivencia trascendente casi impuesta, una fusión entre lo maravilloso y lo inevitable. 

Y en ese nuevo camino emprendido entonces, que intuyo es único para cada persona y que además solo se puede recorrer en solitario, aun sigo. En su recorrido he tropezado muchas veces, pero he aprendido muchas cosas nuevas, me he interesado por otras casi impensables e incluso llegado a aceptarlas aun sin comprenderlas racionalmente. En ese camino sobre todo he aprendido a estar más alerta, más atenta, a percibirlo todo de otra manera: con más serenidad, con más calma, con mayor intensidad. A tener presente y confiar en esa intuición que todos poseemos pero que a veces ignoramos. No quiero caer en el fanatismo de un empirismo que se burla de la intelectualidad exaltando la importancia de la percepción y la experiencia. Tampoco en la exaltación de los obstinados racionalistas, quienes rinden culto en exclusiva al pensamiento inteligente. Creo más bien en la conveniencia de combinar ambos: el conocimiento intelectual y el darse cuenta (sentir, intuir, imaginar…).

Todo ello - y algunas cosas más que no vienen al caso – ocupaba mi vida, y creo que plenamente. Hasta que otro buen día de hace ya más de un año apareció en ella Mirian, una mujer joven, alegre y sana, inmigrante boliviana en Europa, quien a pesar de su formación y cultura se dedicaba a limpiar casas para ganarse la vida. Ese buen día, tras un atropello accidental cerca de mi casa, ella se quedó en coma y fue hospitalizada en Ginebra. Desde entonces, y desde luego porque mis particulares circunstancias del momento así me lo permitían más que por mérito o elección propia, he ido buscando y encontrando un hueco en mi vida para ella (a costa, algunas veces, de robárselo a mi familia). Un hueco para Mirian, para su gente, para el coma y para todo lo demás que ha ido viniendo detrás. Hoy Mirian está consciente pero aun en rehabilitación, y sigue formando parte de mi vida. Creo que ya se quedará ahí para siempre, ahí donde se guardan los afectos más intensos. Aunque sé que un día, quizá ya no muy lejano, también ella acabara yéndose a otra parte.

Si este blog hoy existe es porque yo he sentido la necesidad de contar su historia. Un poco egoístamente por mí misma, en plan terapéutico, pues después de tanto tiempo de guardármelo necesitaba contarlo y poner en orden mis ideas y las lecciones aprendidas en el proceso. Un poco por ella, pues algún día quizá podrá leer todo esto y quién sabe si incluso llegar a completarlo. Un poco por su familia, que ha sufrido muchas injusticias y mucho dolor y se merece un poco de reconocimiento. Un  poco por toda la buena gente que nos ha apoyado de una manera o de otra, desinteresadamente. Y mucho, porque creo sinceramente que el coma es un mundo desconocido que nos concierne a todos (no olvidemos que en el proceso de muerte natural se pasa por un estado de coma previo que puede durar varios días). Un mundo donde queda  mucho que descubrir y en el que hay que seguir investigando. Un mundo sobre el que espero aquí se encuentren algunas pistas de por dónde al menos se puede empezar esa búsqueda. 

Debo confesar que yo, siempre muy celosa de las intimidades (la mía y la de los demás), no era nada amiga de redes sociales ni de internet. Me parecían, sin duda injustamente y con una falta de humildad que hoy me avergüenza reconocer, un mero escaparate de intimidades que desde luego nada tenía que ver conmigo, “por encima” de todo eso. Pero un buen día, afortunadamente, se dio un maravilloso cúmulo de circunstancias que hizo que yo me atreviera a mirar ahí. Y una vez dentro, me quedé, y ya no pude dejar pasar la inmejorable oportunidad que me ofrecían internet y la tecnología para lanzar un mensaje. Oportunidad que además llegaba en un momento de mi vida en el que podía permitírmelo y que no iba a durar eternamente. Mensaje dirigido sobre todo a la gente anónima que tiene algún familiar en coma y que necesita consuelo e información. También un poco, por qué no decirlo, un mensaje dirigido a esa gente que, perteneciendo al mundo médico o editorial,  pudiera hacer algo para que las cosas cambien en el futuro. 

Puede que mi mensaje no llegue nunca a ningún destino, como una carta de amor desgarrado metida en una botella y lanzada al mar a merced de olas y corrientes, o como una flecha que sale del arco y sobre cuya trayectoria posterior el arquero ya no tiene ningún control. Lo sé, pero sé que al menos siempre me quedará el consuelo de haberlo intentado.  


 









Lo que no sé es cuando se me acabará esta aventura de buscar almas perdidas y de escribir sobre ello. Algún día, sin duda, y quizá ya no muy lejano. Tampoco sé lo que yo haré después, quizá recuperar mi antiguo trabajo en el CERN y cerrar así este paréntesis en el que me encuentro, o quizá tirar por otro lado. Pero mientras dure esta aventura y el paréntesis siga abierto, yo me limitaré a seguir caminando, sin objetivos ni estrategias particulares. Como una vez me recordó un viejo amigo, cuando sin quererlo y por casualidad me inspiró y me animó a escribir este blog, y como dijo Machado y cantó Serrat: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Termino con unas palabras de Clarissa Pinkola Estés, psiquiatra, escritora, guardiana y contadora de cuentos, y sobre todo una mujer que me inspira cada vez que la leo: "Aliento a las personas a hacer su propia labor de minería buscando historias, pues los nudillos raspados, dormir en el suelo frío, andar a tientas en la oscuridad y las aventuras del camino lo valen todo. Debe haber un poco de sangre derramada en cada historia, si es que ésta habrá de llevar medicina."

Pues esa soy yo. Esa es la historia. Y por eso la cuento.

8 comentarios:

  1. hola, contactame me encuenntro en un caso muy dificil mi prima acaba de entrar en coma, pero no sabemos bien, por favor contactame a mi correo asi te cuento todo lo que me pasa, y a ver si me puedes ayudar a traerla de vuelta, alexia_aldana@hotmail.com

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  2. Hola Alexia. Tranquila, ahora misma te contacto...

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  3. Como puedes ver tu flecha ha llegado a nuestra Diana. Como bien dices la familia de un enfermo en coma necesitamos consuelo e información.
    Muchas gracias desde Zaragoza.
    Pilar

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  4. Gracias Pilar-Diana por hacerme saber que la flecha ha llegado hasta ti. Y animo y suerte en este nuevo viaje a ti y a tu enfermo en coma. Un abrazo.

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  5. Me dejas sin palabras tengo un ser muy querido en coma... quisiera hacerte una consulta mas personal... ya que no puedo entrar a la terapia intensiva, solo ingresan el marido y los padres... quisiera que me guies para yo poder guiar a su madre... te dejo mi mail... por favor contactame... nancy_and@hotmail.com gracias!

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  6. Hola Nancy,
    Ahora te contacto en privado, he estado fuera y off-line unos dias.
    Un abrazo

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  7. Buenas noches:

    Una amiga y compañera de trabajo se hizo una operacion del corazon, a tres meses de esta operacion, sufrio enfermedades por negligencia medica, quedando en algo llamado "coma vigil" hoy, la trajeron a su casa, mas su familia desea informacion sobre alguna asociacion que les
    pueda proporcionar informacion sobre cuidados, tratamientos, etc.... y poder darle una esperanza de vida, ya que tiene un hijo de 9 años.
    mi correo es dragones_347@hotmail.com
    para cualquier informacion o de ser posible pueda platicar con usted y darme una orientacion para informar a su familia.
    Gracias.

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  8. Hola, y muchas gracias por compartir aqui este caso.
    La mayor orientacion que yo puedo darte la encontraras ya en este blog, asi como la lista de asociaciones que conozco (en la Pagina Otros enlaces sobre coma). Tambien he copiado tu comentario en la Pagina "Comparte tu experiencia" por si alguien fisicamente cercano a ti puede echarte una mano. Es importante que digas en que lugar geografico que encuentras. De todas te escribire en privado por si puedo serte de alguna utilidad. Animo

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