Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

domingo, 6 de marzo de 2011

Primer cumpleaños

El miércoles  pasado, 2 de marzo, fue el cumpleaños de Mirian. El segundo que pasa en un hospital y el primero que pasa consciente tras despertarse del coma. Yo solo fui a verla el viernes, a mí ese día me venía mejor y además prefería que la celebración fuera íntima, en familia. Al fin y al cabo yo, por mucho que lo intente, no logro dejar de ser una extraña para ellos.


Al llegar me la encontré sentada, contenta y con buena cara. Hasta sonriente. Había una guirnalda de cumpleaños colgada en la pared de su habitación y algunas flores. Estaban allí su madre, su hermana y una amiga suya boliviana que yo ya había visto alguna vez en el hospital. Me indicaron que debía ponerme bata, guantes y máscara, pues Mirian llevaba unos días con diarrea (algo que le sucede de manera recurrente). Justo entonces entraba la ergoterapeuta a hacer su sesión, y yo me quedé fuera sin ponerme la bata. Ya nos conocemos de otras veces, es muy amable, y le pregunté sobre los progresos de Mirian. Me dijo que precisamente en esa sesión iban a trabajar– por segunda vez - con un ordenador. Mirian ya conseguía teclear todas las letras bastante bien. Le pregunté que si después de su sesión podríamos llevarla fuera un rato en la silla, pues ese día hacia un sol espléndido. Me dijo que eso habría que preguntárselo mejor a  los médicos, pues al haberla puesto en cuarentena por el tema de la descomposición era posible que no nos dejaran sacarla. Incluso fue a preguntar ella misma, pero no encontró a nadie.


Mientras Mirian hacia su sesión nosotras cuatro nos fuimos a la cafetería.  Al volver, Mirian estaba en el pasillo mientras limpiaban su habitación, sentada en su silla, con una sonrisa. Nos instalamos con ella en el pasillo y charlamos animadamente. Unas veces se acuerda de la cosas y de la gente, otras no.  Le pregunté como le había ido con el ordenador y me dijo que bien, pero que lo que ella quería era conectarse a internet para leer su correo. Luego le pregunté que cual era su colonia favorita, pues a mí me gustaría regalársela por su cumpleaños. Las personas a las que yo había preguntado antes no habían sabido responderme y quería me ella me lo dijera para estar segura.  Mirian me respondió, tras dudar un poco, “REXONA, me gusta REXONA”. Poco después su hermana me dijo en privado que ya lo había investigado y me dio el nombre de un conocido perfume escrito en un papel. Dicen que los aromas resultan muy evocadores, así que antes de llevarle cualquier otrp perfume quería estar segura de que fuera el suyo, para que le resultara familiar.



Luego Mirian se puso a contarnos un sueño que tuvo la noche anterior, donde había mujeres y rosas rojas. Y comenzó  una charla – a cinco - agradable e informal, con Marian participando activamente, comunicativa y contenta. Yo ya no pude hablar mucho más con ella, pues tenía que irme. Me despedí prometiendo traerle su colonia favorita de regalo en mi próxima visita y pidiéndole que trabajara mucho en sus sesiones de terapia - aunque a veces fuera duro y no tuviera gana ninguna. Me respondió con un “gracias” y el pulgar derecho hacia arriba – un antiguo signo de cuando aun no podía hablar. 


Antes de irme pedí a la madre y a la hermana unos minutos de su tiempo para hablar en privado con ellas. Yo buscaba una respuesta clara por su parte de si ellas querían y daban su permiso – o no – para contactar a una Asociación Suiza de ayuda a pacientes don daños cerebrales. El objetivo es que ellos nos ayuden a investigar el caso de Mirian y la conveniencia real para su futuro - o no - de que ella siga en el centro en el que está y no en otro más especializado en rehabilitación neurológica por traumatismo. No es la primera vez que yo les hago esa pregunta, pero anteriormente su respuesta había sido negativa (o más bien no positiva). Si ahora vuelvo a la carga es porque Ursula, una psicóloga suiza que vive en Zurich, experta en coma y ahora mi amiga y gran apoyo en todo esto (en breve aparecerá en la historia), me habló hace pocos días.  Ella acaba de tener un nuevo contacto inesperado por parte de esta Asociación y  hemos querido trasmitir a la familia esta nueva oportunidad. Asegurándoles que su decisión, sea la que sea, no necesita ser explicada, será respetada, y no cambiará en nada mi trato hacia ellas o Mirian en el futuro.

Ellas quieren tiempo para pensarlo y hablarlo con el resto de la familia, y van a darme una respuesta en un par de días. La dificultad – desde tiempo - es que dentro de la familia hay opiniones contrarias, como en casi todas las familias, y obviamente todas son justificadas, respetables y válidas. Yo desde luego no soy nadie para decidir ni hacer nada en nombre de Mirian. Ellas, que sí lo son y están aquí, no hablan el idioma, vienen de otra cultura y entorno, y tienes enormes influencias religiosas. Y a pesar de querer a Mirian infinitamente, no siempre pueden tomar decisiones bien informadas y/o ejecutar las acciones necesarias en el entorno y la situación en la que se encuentran. 

Vamos, que estamos todas metidas en un auténtico laberinto, sin ni siquiera saber si tiene una salida, ninguna o varias, ni por donde encontrarla en caso de que exista.Y ahí andamos, probando caminos, dando vueltas, y volviendo sobre nuestros pasos si hace falta...


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