Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

martes, 31 de enero de 2012

Lo extraño y los libros

Hoy, extrañamente, he aceptado sin más una extrañísima petición de un completo extraño. Y no me arrepiento.

Al ir a coger mi coche, se me ha acercado un hombre de mediana edad, educado, hablando en francés pero con un ligero acento que no he logrado identificar. Diciendo que es fotógrafo profesional  y pidiéndome permiso para hacerle un foto a la guantera de mi coche, donde yo llevo tan solo unos cuantos libros y un cuaderno de notas.

Sorprendida, pero sin asomo de desconfianza, he aceptado mientras le preguntaba la razón por la que quería tomar esa foto.  A lo que él me ha respondido que sencillamente  le parecía interesante. Aunque le he invitado a entrar en el coche, a mi lado, él ha optado por permanecer de pie en la puerta. Y tras colocar y ordenar los libros a su gusto (algunos estaban al revés) ha sacado de su coche, aparcado al lado del mío, una cámara enorme y con aspecto de ser estupenda. Para pasarse a continuación varios minutos haciendo fotos,  desde distintos ángulos, a una simple guantera de coche llena de libros. Luego me hado las gracias y se largado sin más. Y yo me he ido tan tranquila, convencida de que me ha dicho la verdad. Y pensando en lo poco que entiendo yo en el fondo a los artistas, para mi desgracia.

Desde entonces le he dado a este episodio unas cuantas vueltas en mi cabeza, hasta que me ha surgido la idea de contarlo aquí. Supongo que si la misma persona me hubiera pedido lo mismo, pero en otro momento y lugar (por ejemplo en una autopista), yo hubiera desconfiado y nunca le hubiera dejado subirse a mi coche. Pero yo salía de una sesión de meditación, estaba en un parking dentro del CERN,  y me sentía tranquila y en un entorno "seguro" (aunque en realidad las medidas de seguridad  en el CERN no son nada estrictas). Lo que demuestra la importancia que le damos a cosas externas y arbitrarias - como el lugar y el momento- y el efecto que éstas tienen en  la percepción que nos hacemos de otras personas y de sus intenciones. Cuando en realidad lo que más afecta a nuestra interpretación no es el otro, sino el cómo nos sentimos nosotros.

domingo, 22 de enero de 2012

Primera salida

Ayer estuve de nuevo con Mirian, tras una pausa navideña de varias semanas.
Cuando llegué ya había pasado mediodía y la encontré en su habitación, donde su madre miraba la tele. Ella estaba de espaldas a la puerta, arrebujada en su cama, en pijama y con la alimentación puesta. Su compañera de habitación no estaba. Al ir saludar a su madre ésta me dijo por señas que Mirian acababa de dormirse.

 Me acerqué a la cama lo mas silenciosamente que pude . Mirian abrió un ojo, y se dio la vuelta poniéndose boca arriba. Sonrió levemente y al preguntarle que si quería dormir me dijo que no.
Entonces me senté a su lado y pregunté por las últimas novedades. Mirian hablaba menos claro que de costumbre y además parecía un tanto apagada y desganada. Le pregunté que si estaba triste y respondió que sí.  Al preguntar la causa de su tristeza me dijo "por mi hermana y por mi país". Intenté charlar con ella, le pregunté por la Navidad y por sus regalos y me dijo que había recibido un libro.  Al preguntarle el título respondió sin titubear "Cien años de soledad".  Al preguntarle su autor se equivocó, dándome el nombre de otro escritor, pero al corregirla yo con la primera silaba ella supo responder con el nombre correcto. Al preguntarle por el nombre del pueblo donde transcurría la historia se volvió a equivocar, pero de  nuevo volvió a auto-corregirse al darle yo la primera silaba.