Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

jueves, 10 de febrero de 2011

Historia 6: aceptando la oferta de ayuda

Teníamos pues que dar respuesta a una generosa, inesperada e increíble oferta, no solo de alojamiento gratis, sino de ayuda profesional con la situación de Mirian. 

Busqué por encima en google para saber algo más de esta gente tan especial que acaba de aparecer en mi vida. Vi que ya llevaban en esto muchos años y que provenían de una escuela de psicología bastante conocida en Zurich. Y que incluso habían fundado la IAPOP, una Asociación Internacional sobre algo llamado “Process Oriented Psicology”. Es una especie de teoría psicoterapéutica, que Arnold Mindell creó en los años 70 y que se ha ido desarrollando desde entonces incorporando conceptos de fuentes tan diversas como taoísmo, vajrayana, chamanismo o hasta física cuántica.  El coma era solo uno de los ámbitos en los que ellos trabajaban y aplicaban esa teoría, pero había mucho más. Sobre todo trabajaban en resolución de conflictos a varios niveles: individual, de pareja, en familia, empresas e incluso naciones.  Parecían estar siempre muy ocupados, habían escrito varios libros, y viajaban por todo el mundo participando en seminarios y conferencias, proporcionando formación y ofreciendo sus servicios profesionales. Hasta colaboraban con organismos internacionales como la UNHCR. 

Yo no sé nada de psicología, y ni entendía ni podía juzgar sus pioneras teorías. Pero desde luego no me parecían ni locos ni descerebrados, sino más bien todo lo contrario. Y me pareció que merecía la pena confiar en ellos y ver hasta dónde nos llevaba toda esta aventura. Tampoco había muchas otras opciones, la verdad. 

Confieso que también tuve ciertas dudas. Lo que más me preocupaba era el dar falsas esperanzas a la familia, que ya estaba sufriendo bastante. Me cuidé mucho de dejar bien claro que no se trataba de hacer despertar a Mirian, y que por tanto no debían esperarlo así en ningún caso.  La idea era más bien intentar comunicarse con ella desde su estado, para que ella tuviera la oportunidad de decidir. Según contaban a través de los casos reales del libro, muchas veces solo el hecho de poder establecer esa comunicación hace que las personas en coma se desbloqueen y salgan del estado neutro entre la vida y la muerte en el que se encuentran. Y que ellas solas se dirijan hacia un lado, o hacia el otro, sin saber a priori lo qué va a ocurrir.
A la vez me pareció que en realidad no había riesgos, y que en todo caso era al menos una buena manera de mejorar la relación y el trato entre  Mirian y las personas que la rodeaban. Y que ya solo eso, no podía ser malo en sí mismo. 

Tras hablar con calma con la familia, que estuvo de acuerdo en seguir adelante,  volví a contactar a Jean-Claude para comunicárselo. Entonces comenzó un  agradable y amistoso intercambio de e-mails privados con él y con su mujer, también psicóloga y trabajando en el mismo mundo. Tras agradecerles repetidamente su generosidad, les acabé contando un poco mas de mí. Les dije que estaba de año sabático y que desde siempre me encanta  y practico la danza. Les expliqué que me había impactado mucho el libro, quizá porque justo en ese momento yo estaba bastante abierta y receptiva al tema de los estados alterados de consciencia y a las teorías un tanto alternativas.  No en vano había empezado a hacer yoga y meditación hacía poco tiempo, y a interesarme por la filosofía oriental. Además acababa de terminar una formación sobre medicinas alternativas, por razones puramente personales y no profesionales, y  había aprendido - entre otras muchas cosas - algunos masajes que me habían familiarizado mucho con el sentido del tacto y sus potenciales efectos terapéuticos. No niego que todo ello me había sin duda predispuesto positivamente a los conceptos introducidos en el libro, que en otra época de mi vida - más racional - quizá hubiera mirado con cierto  desdén considerándolo “poco científico”.  

Ellos apreciaron y comentaron las increíbles coincidencias que se estaban produciendo, a las que llamaron “sincronicidades”, y me dijeron que si aún se podía ayudar a Mirian, estaban seguros de que así ocurriría de una manera o de otra.  Les  dije pues que para mí sería un placer conocerles, hacerles de traductora y hasta presenciar en directo su trabajo con Mirian, si ellos me lo permitían.  También les confirmé que la familia estaba deseosa y agradecida de su oferta y esperaba que pudieran venir pronto a ver a Mirian, aunque por el momento no podrían pagar nada por sus servicios. A ellos eso no les importó en absoluto, pues  de hecho ni se lo esperaban. Precisamos para terminar la fecha exacta del traslado de la familia a su apartamento y resolvimos los temas logísticos pendientes (sabanas, toallas, luz, agua, llaves, etc.). 

Nos despedimos y quedamos pues, impacientes,  a la espera de saber cuándo podrían ellos venir en persona. En un último mensaje, Jean-Claude me sugirió que durante esa espera,  la familia y yo misma fuéramos probando algunos de los ejercicios del libro directamente con Mirian, o incluso entre nosotros. Y se ofreció para guiarnos el mismo por teléfono si  lo necesitábamos, mientras me pedía informes médicos  de Mirian y alguna imagen suya para ir estudiando su caso y avanzando un poco.

¡Ufffff! Ahí  yo ya empecé a asustarme bastante más. Pero confié en que ellos acabarían viniendo en persona, y  además por el momento me esperaba bastante trabajo con la organización del inminente traslado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario