Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

martes, 1 de noviembre de 2011

Primera visita con niños


Este sábado fui a ver a Mirian, a primera hora de la tarde, y por primera vez me llevé a mis dos hijos conmigo. Acabábamos de llegar de unos días de vacaciones en Lanzarote, y le llevamos un regalito traído de allí: una crema para el cuerpo de aloe vera,  planta muy común en la isla por su clima y que es magnífica para la piel.


Al entrar la vimos de espaldas,  sentada en su silla y enfrente de la tele, adormilada. Con ella estaba tan sólo su madre.
El ruido que hicimos al entrar la sacó de su ensimismamiento, o de su sueño, y le costó unos minutos arrancar. Al principio hablaba bajito, de forma algo inconexa, en una mezcla de francés y castellano difícil de entender. Poco a poco fue recuperando el control, mientras yo le hablaba y le hacía algunas preguntas sencillas de responder. Por el rabillo del ojo yo vigilaba la reacción de mis hijos, quienes ya habían oído hablar de Mirian muchas veces pero nunca la habían visto.

Cuando ví que ya estaba algo más despierta le presenté a toda la familia, nos sentamos a su alrededor y tras darle su regalo comencé a hacerle preguntas para mantener una conversación fluída, aunque sin darle las respuestas. Pronto estuvo animada  y charlatana.  Mis hijos observaban atentamente,  sin participar activamente en la conversación, aunque sí se reían o hacían gesto, indicando que la seguían sin perderse detalle.

Así Mirian nos fue contando que ahora come más y mejor, aunque no le han quitado el tubo para la alimentación asistida. También que ya mueve su brazo y su mano izquierda, aunque aun con dificultad, y hasta nos hizo una demostración de sus nuevas habilidades. Se puso entonces a hablarle con mucho cariño y atención a su mano izquierda, diciéndole que se tenía que mover más. Ese detalle les hizo mucha gracia a mis hijos.




 Nos contó después y con muchos gestos cómo se habia dado una buena ducha ella sola. También que aún le duele un poco su espalda y que su papá ya se había vuelto para Bolivia. Cuando comenzó a pedirnos insistentemente que la acostáramos y le cambiáramos el pañal, como hace casi siempre de manera casi obsesiva, propuse ir a dar un paseo por el jardín todos juntos, para ver si se le iba la idea de la cabeza durante un rato.  


Como los dos querían el protagonismo y la diversión de conducir la silla de ruedas de Mirian, organizamos dos turnos, y su madre y yo nos quedamos algo rezagadas detrás.  

La madre de Mirian no suele contar nada por iniciativa propia, no sé si por desconfianza, timidez, vergüenza, educación o habito. Así que yo le pregunté activamente si había novedades, y poco a  poco , a través de varias preguntas sucesivas conseguí averiguar algunas cosas, como que ya habían tenido una reunión con todo el equipo médico, incluida la asistente social (¡que ya iba siendo hora de que se interesara por ellos!). Parece que el hospital considera que ya es momento de mover a Mirian a otro centro, y está ejerciendo alguna presión en ese sentido, ayudándoles a buscar otros centros en Francia y contactándoles ellos mismos.  La familia ya está hablando hace tiempo de donde llevar a Mirian, pero no parecen llegar por el momento a ninguna conclusión concreta. Parece también que la decisión sobre la tutela legal de Mirian, ligada al avance del proceso jurídico, está al caer puede ser un hecho en las próximas semanas.

Al final del paseo su madre sí me contó algo - por iniciativa propia - y es que Mirian últimamente está mostrando síntomas de cierta agresividad, lo cual obviamente les preocupa y además dificulta su trato diario. Yo ese día no le noté nada, pero si sé que eso es algo común en algunos casos de lesiones cerebrales. Le pregunté si  los médicos y la psicóloga ya estaban al corriente y me dijo que sí, y que incluso les habían propuesto darle una medicación para calmarla.  Confieso que a mí a priori no acaba de gustarme esa solución de "medicar para que no moleste", pero obviamente no dije nada puesto que  no me corresponde hacerlo.


Cuando acabamos el paseo por todo el jardín, y mis dos hijos se quedaron contentos por haber conducido una silla de ruedas, nos volvimos a la habitación. Allí , al despedirnos de ellas, y yo le pedí a Mirian que no se enfadara con su mamá tan solo porque no podía echarla en la cama o cambiarle el pañal como y cuando ella quería. Su mamá no estaba autorizada a hacerlo, pues eran las reglas del hospital en Suiza, y ella sabía bien por ser profesora que las reglas había que respetarlas. Y que era injusto que se enfadara con su madre por algo así, puesto que ella no podía hacer nada. Y tras decirme "vale" y hacer un gesto afirmativo con la cabeza, que por desgracia seguramente se quede tan sólo en eso, nos despedimos y nos fuimos.

Ya saliendo del hospital pregunté a mis hijos lo que les había parecido a ellos la visita. Ambos me dijeron que Mirian no está tan mal como ellos pensaban, y que por lo menos ahora podía hablar y moverse en lugar de estar dormida para siempre. Yo tenía cierto miedo de que la visita les afectara negativamente, pues ambos son extremadamente sensibles, y obviamente la cara de Mirian está bastante deformada y su comportamiento no es del todo normal . Pero una vez más ambos me sorprendieron, demostrando una naturalidad y una madurez increíbles, por las que confieso que no pude evitar sentir un pizca de orgullo.

2 comentarios:

  1. Hola querida Inma,
    Como me alegra saber de los avances de Miriam que supongo una vez iniciados, se irán afianzando y aumentando.
    Me hubiera gustado poner más comentarios a tus escritos, ya que salen de tu corazón y tus reflexiones son muy interesantes.
    El que publicaste sobre la educación, me gustó mucho, ya que es evidente que a los niños se les prepara para ser competentes, productivos y un largo etc., y queda obviado su desarrollo personal y sobre todo, estimularles a que desarrollen sus cualidades innatas, a pensar por ellos mismos y a tener una buena capacidad de reflexión; pero por desgracia no es así.
    De hecho tus hijos con la visita a Miriam, han demostrado esa madurez y la capacidad que tienen los niños de aceptar al "otro", porque lo que han recibido de sus padres es que lo diferente, sea lo que sea, no es motivo de temor, ni de rechazo. Y es precisamente esa sensibilidad que tienen los niños, esa inocencia si no está dañada, lo que les lleva a disfrutar y asimilar lo que tienen delante suyo, simplemente a vivirlo porque no ponen etiquetas y nombres, que son las que precisamente nos separan y nos desconectan del entorno tanto del humano como de la naturaleza.
    Un abrazo muy fuerte para ti y para Miriam, también para tus niños.
    Montse

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  2. Hola Montse!
    Muchas gracias por decir lo que dices. Es curioso como sin conocernos personalmente, tus palabras siempre resuenan en mí de alguna extraña manera. No sé de donde lo sacas ni como es que sabes tanto, pero seguro que tienes razón :-) Ojalá no dejes de guiarme, aunque sea así , en la distancia. Y ojalá algún día podamos encontrarnos.
    Espero tu estés bien y tranquila, que sepas que me acuerdo de ti y de Cesc muchas veces, sobre todo al escribir aquí o ir a ver a Mirian.
    Te mando un fuerte abrazo de vuelta.

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