Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Conflicto y meditación

A mí nunca me ha gustado comer sola en público, aunque últimamente le voy cogiendo el gusto. Hoy me he ido a comer, sola, a uno de esos restaurantes  "self-service" . En la cola, justo detrás de mí, había una chica joven, una morenaza más despampanante que bella, de labios carnosos y curvas sinuosas. En la frente, obvio aunque invisible, llevaba puesto el cartel de "bomba latina".  Los dos camareros que servían platos detrás del mostrador se han quedado boquiabiertos al verla. Y tras mirarla  larga y detenidamente, sin dejar un centímetro cuadrado sin recorrer, se han mirado entre ellos, fugazmente y con complicidad.

Aun no sé cómo lo han hecho, pero se las han arreglado para ignorarme completamente  y servirle a ella antes que a mí. Y una ración bien generosa por cierto. Chapurreando además el castellano, ya que  la chica de francés  "rien de rien". Para terminar entregándole un rebosante plato, con una sonrisa de oreja a oreja y un "adiós, bon apetit".

Yo, muy digna y serenamente, me he callado la boca, sin más. ¡Con lo que me cuesta callar a mí!  ¡Y con lo que me molesta que la gente se cuele! Pero no solo eso, incluso la he dejado pasar delante de mí con su bandeja, amablemente, camino de la segunda cola en la caja. Tras lo cual he pedido mi plato, que los mismos camareros me han servido sin hablarme ni mirarme. Y bastante escasamente  por cierto. Hasta les he dicho "merci" , aunque sin sonreírles porque eso ya me parecía demasiado (en el fondo no me hubiera importado hacerlo).

Ni yo misma me lo creo. ¿Habrá sido mi autocontrol, que por fin ha mejorado ? ¿O será más bien efecto de la sesión de meditación que he tenido justo antes de irme a comer? Hoy la charla iba sobre la dualidad y sobre cómo superar los conflictos que ésta engendra. Pero confieso que el tema era especialmente oscuro y confuso y yo no he logrado enterarme de nada.

 
No sé lo que habrá sido, pero me alegro igual. Y desde luego eso de meditar lo recomiendo. Aunque algunas veces se te duerman las piernas y las palabras no se entiendan absolutamente nada.

Por cierto, no soy la única que lo recomienda. Parece que la psicóloga, escritora y divulgadora Alejandra Vallejo-Nágera está bastante de acuerdo conmigo:
http://smoda.elpais.com/articulos/la-medicina-contra-el-estres-se-llama-meditacion/473 
Y hasta la cadena inglesa de Television BBC habla de las ventajas de la méditacion aquí: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/01/120104_video_meditacion_rg.shtml

2 comentarios:

  1. Hola Inma,
    La dualidad, que tema tan interesante!. Lo cierto es que nuestra "cultura" occidental ha hecho y hace tanto para mantener la dualidad como antagonismo, que cuesta comprender que esa dualidad no es antagónica sino complementaria.
    Los orientales lo asumen así, forma parte de su manera de vivir y no les genera tanto conflicto como a los occidentales.
    Nosotros separamos y hacemos irreconciliables las dualidades que conforman nuestra existencia:
    vida/muerte, bueno/malo,salud/enfermedad, materia/espíritu, etc.
    Como sé, por ejemplo, que algo es bajo, porque está lo alto; ¿qué es mejor?.......
    No nos paramos a pensar y reflexionar sobre las implicaciones y las ventajas de esa dualidad. Por un lado nos invita a relativizar y por otro la "tensión" entre contrarios nos mueve a actuar. Desde esa dualidad todo está constantemente en cambio y en movimiento, nada permanece estático y cambios y movimiento llevan a la incertidumbre, a lo desconocido y eso produce temor. Está muy bien tener un marco "conocido y tener ciertas certezas", sin embargo si nos aferramos a estas, lo desconocido y lo nuevo quedan fuera de nuestro alcance, por consiguiente, fuera de nuestro desarrollo como seres humanos.
    Si observamos a la Naturaleza, el invierno es el cese de la actividad pero hay una confianza básica del despertar de una nueva primavera que traerá de nuevo a la vida aquello que en apariencia estaba dormido.
    La dualidad es como un péndulo, oscila de un lado a otro, se mueve; lo peor que nos puede pasar es detenernos en una oscilación y quedar atrapados allí, descartando un nuevo movimiento, un nuevo conocimiento, una aproximación a lo que tal vez, no es tan malo como nos lo han pintado.
    Un abrazo querida, sigue escribiendo, me encanta como cuentas tus experiencias.
    Montse

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  2. Gracias querida Monste.
    Jo! Tu sí que lo explicas bien! A mí me cuesta mucho ponerle palabras a todas esas cosas que por fin empiezo a pillar pero que aun no sé contar. Te agradezco en el alma que me animes a seguir intentandolo :-)

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