Normalidad. Que concepto tan relativo, ¿no? Claro que en realidad todo lo es de alguna manera...
Sin duda es "normalidad"
la palabra que mejor define la sensación que me invadió tras mi última
visita a Mirian, ayer mismo. Llamé a su madre antes de ir para no hacer un
viaje tan largo en vano, y por suerte ésta
vez sí tuve respuesta antes de salir. Me
confirmó que sigue ingresada en el geriátrico donde yo la vi por última vez,
así que me puse en camino. Cuando llegué a su habitación me encontré a su madre
sentada, sola, haciendo punto, pero no
estaban ni Mirian ni su cama. Se la habían llevado hacia una hora a hacerle
unas pruebas, pero ella ignoraba por cuanto tiempo, de qué tipo ni con qué objetivo.
Me dio pena no
poder verla, pero ya que estaba allí aproveché para charlar un rato con su
madre e intentar hacerme una idea de la situación. La idea que me hice es que
Mirian está mucho mejor, seguramente ayudada con algo de medicación, pero desde
luego ya ha vuelto a ser la que era antes del episodio del psiquiátrico. No
queda ningún rasgo de agresividad, come bien, bebe líquidos, y charla como
antes. Tiene fisioterapia a diario, y un psicólogo que va a verla de vez en
cuando. Tiene una habitación individual, sencilla,
pequeña, sin tele ni baño. Pero ambos están disponibles
en varias salas comunes cercanas, lo que por cierto combate el aislamiento y ayuda a la socialización con otros enfermos y familiares.
El nuevo hospital es más grande y más antiguo
que el otro, eso salta a la vista. Pero de alguna manera es también más cálido
y más cercano y el trato a familia y pacientes muchísimo mejor. Impresión que
me confirmó su madre, quien se siente allí mucho más tranquila, segura y
relajada. Y eso no solo lo dice con palabras sino que se le nota en la cara y
en los ojos. No hay microondas en el
restaurante, pero las enfermeras le ofrecen el suyo. Y también le ofrecen café, postres o bebidas,
gratis. Incluso le permiten quedarse allí
a dormir y le instalan una especie de cama si ella quiere. Además, al ser un
centro más grande, hay muchas más enfermeras que hablan español. Y encima cambian
a Mirian y hasta la duchan con más frecuencia.
Quizá recibe
menos terapias que en el otro lado (ergoterapia y logopedia), y la
infraestructura es sin duda menos lujosa, pero desde luego en servicio, calidad
y calidez, hemos salido ganando con el cambio. ¡Así que bienvenido sea!
Parece que hasta los médicos son mucho más cercanos y están más
disponibles, pues hablan con ellas con bastante frecuencia y siempre llevan un
traductor. Lo normal, vamos. Un claro ejemplo
de cómo recursos se gestionan según parámetros de calidad
en el servicio, y no de beneficios económicos o de confort. Me recuerda muuucho a la vieja discusión
sanidad pública vs sanidad privada. En educación ocurre parecido, aunque ahí la
cosa todavía se complica un poco más...
Pregunté lo
que opinaba Mirian al respecto y si mostraba alguna preferencia entre este
centro y al anterior. Me dijo su madre que sí, que allí estaba contenta, aunque también
decía con mucha frecuencia que quería irse ya a casa.
No quise entrar demasiado
en sus planes de cara al futuro, porque
sé que es un tema delicado. Pero parece que hay prevista una reunión entre los médicos
y administrativos de ambos hospitales (el anterior y este) para decidir donde
se van a quedar. Al menos mientras se organiza un traslado a Francia (lo que
según me cuentan ayudaría mucho a que avanzara el proceso jurídico), tema que se
están llevando entre las asistentes sociales respectivas. Yo confió en que las dejen donde están, y le
he sugerido que expliquen claramente a los médicos de allí que tanto ellas
como Mirian se sienten mucho mejor allí.
Creo con convicción que al menos en salud y en aprendizaje se obtienen mucho mejores
resultados cuando los actores se sienten felices, motivados, escuchados y satisfechos.
Y es que quizá Mirian haya conseguido el
objetivo que pretendía, que era salir de un lugar donde nunca estuvo a gusto.
Aunque le ha ya costado, a ella y a su familia, el pasar una semana terrorífica
en un psiquiátrico.
Apuré hasta el último
minuto el momento de irme, por si volvía Mirian. Con suerte apareció y pude
verla un par de minutos. Su cama me pareció mucho mayor que la que tenia antes. Y ella estaba bien, sonriente, guapa, con una piel perfecta y muy
muy limpia. No pude hablar mucho con ella porque ya arriesgaba el llegar tarde a
una reunión importante, pero me alegré mucho de verla así. Pregunté al
camillero sobre las pruebas, que eran sobre incontinencia, pero no pudo
decirme los resultados. Su hermana llego
justo cuando yo me iba y también pude saludarla. Me pareció que también ella tenia un aspecto mucho más relajado.
Ojalá, ojalá,
ojalá no vuelvan a llevárselas al otro centro. Aunque le cueste a Mirian un
poco de terapia de rehabilitación, que de todas formas nunca ha sido ni suficiente ni la más
adecuada.
Yo antes de esta
visita tenía miedo de encontrarme a una Mirian rendida, que ya tiraba la
toalla. Pero hoy puedo decir con certeza que ni mucho menos: Mirian no solo no
se rinde, sino que sigue dándonos lecciones a todos cada día.
Nuve:
ResponderEliminarleí, tu nota con gran atención (como todas las que escribes) pero esta en especial me dio mucha alegría saver su situación de Miriam, hace un mes nois deprimimos pero estoy de acuerdo con tigo que Miriam nos da lecciones de seguir adelante........
nuevamente tenemos que estar atentos a lo que nos quiere decir Miriam, no solo con palabras tambien con sus actos y como antes creo que ella lucha hasta conseguir su objetivo
mucha gracias por seguir con nosotros
saludos Ivan
Hola Iván,
ResponderEliminarYa me gustaría a mi escribiros siempre buenas noticias. Por desgracia yo tan solo hago - como puedo - de mensajera, pero no soy el mensaje...
De hecho yo me alegro de vuestra alegría, y me entristezco con vuestra pena. Y aquí hay de todo.
Lo importante ahora, ademas de estar atentos, escuchar y comprender los mensajes de Mirian, es el actuar en su nombre, intentando hacer lo posible por hacerlos realidad.
No tienes que darme las gracias por seguir con vosotros. Yo sigo sobre todo con Miriam, y sin ningún esfuerzo.
Ella ya me ha dado y me sigue dando a mi mucho mas de lo que yo haya podido darle a ella.
Un abrazo a toda la familia