Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Historia 18: Ya no hay duda – Mirian oye y responde

Julio 2010, dos días antes de irme de vacaciones. En un hospital de Ginebra. Su amiga Rosa, dos familiares y yo, entramos en la habitación de Mirian para intentar repetir - y filmar - el movimiento de su mano. Y conseguir así una prueba de que Mirian tenía un cierto nivel de consciencia a pesar de llevar casi un año en coma.
 
Nada más entrar resultó evidente que Mirian a tenía un semblante mucho más tranquilo que cuando llegamos. Antes de empezar le expliqué quienes estábamos allí, y cómo habíamos conseguido hablar y arreglar nuestras diferencias. Ya nos habíamos puesto de acuerdo para trabajar juntas - de cara al futuro - y estábamos allí para intentar comunicarnos con ella, siempre que ella quisiera. 

Yo cogí la cámara y Rosa se puso al lado derecho de Mirian, cogiéndole la mano. Les pedí a ambas que hicieran más o menos lo mismo que unos días antes. Yo intentaba concentrarme en grabar la mano de Mirian y en intervenir con palabras de vez en cuando, según había aprendido en los últimos meses pero con el objetivo de hacer participar a la familia en la interacción. 

Cuando alguien le pedía a Mirian que moviera su mano derecha, tal y como habíamos hecho en la sesión anterior, se notaba que ella hacia un enorme esfuerzo, aunque sin acabar de lograrlo. Le animamos, diciéndole que podíamos sentir como estaba esforzándose, y que podía tomarse el tiempo que necesitara. Sabíamos que lo que le pedíamos era muy duro en su estado, y seguramente ella estaba ya muy cansada. Además, ¿no resulta obvio pensar que una persona en ese estado puede necesitar varios minutos entre que su cerebro recibe la orden y su cuerpo es capaz de ejecutarla?


Varias veces lo intentamos, y en cada una se notaba el esfuerzo y la concentración de Mirian por conseguirlo. Pero solo lográbamos suspiros y movimientos muy ligeros de sus dedos, en lugar del claro movimiento de su mano que pudimos ver en la sesión anterior.  Al cabo de un buen rato, cuando yo ya estaba a punto de rendirme, le pedimos a Mirian un último esfuerzo antes de dejarla tranquila definitivamente. Y entonces, increíblemente, vimos como ella levantó su pierna derecha, despacito, pero de manera constante y hasta llegar una altura varios centímetros.  ¡Aquello sí que era una primicia!!!!  Como si, por las razones que fueran, ella ese día no era capaz de mover su mano, ¡pero a cambio su enorme voluntad consiguió mover su pierna! Todas la felicitamos con expresiones de alegría, y ella nos regaló algo muy parecido a una sonrisa


Tengo guardado un vídeo de aquel día, y aunque no pude grabar todo lo que allí pasó, por suerte sí tengo toda esa parte y además muy clarita. Ese vídeo no lo pongo aquí por respeto a la imagen y a la intimidad de Mirian - y puesto que su familia todavía nunca me ha dado explícitamente permiso para poner imágenes de ella en este blog. Pero existe, y lo tengo yo guardado.


Con eso me di por satisfecha, pues Mirian estaba claramente agotada. Así que guardé la cámara y me coloqué a su lado para despedirme de ella. Le di las gracias por ese día, y le expliqué que iba a irme durante dos meses de vacaciones, al mar, pero que volvería a verla en cuanto regresara. Y le di un beso en la mejilla como despedida. Cuando me retiraba de su lado, Mirian, no sé cómo, en muy pocos segundos, levantó todo su brazo derecho hasta la altura de su cabeza. Su madre dijo entonces en voz alta que Mirian me estaba diciendo adiós. Yo, impresionada, le agradecí el gesto y le dije “hasta pronto”.


 
Fue todo muy intenso y emocionante. Me doy buena cuenta, según lo escribo, de que sencillamente no soy capaz de expresar con palabras todo lo que allí ocurrió ese día. Pero no importa. Yo me fui satisfecha y tranquila. Primero porque resultaba obvio que Mirian estaba consciente y que además cada día que pasaba era capaz de moverse más y mejor, al menos si se le estimulaba sin prisa y adecuadamente. Incluso yo tenía una prueba gráfica de ello, aunque seguramente ya no fuera a hacer falta. Además Rosa iba a quedarse allí todo el verano y seguiría visitando a Mirian a diario. Por supuesto, su familia también. Era solo cuestión de tiempo que una enfermera, terapeuta o médico reconociera la situación de Mirian.

Ya en el pasillo me despedí de todas, pidiéndoles que siguieran trabajando así con Mirian a diario, y animándoles a que me llamaran por teléfono durante las vacaciones si veían que me necesitaban.


Y muy contenta, a la vez que asombrada, me fui de allí, a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Lejos de médicos y de hospitales, cerca de mi gente y del mar.

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