Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

sábado, 10 de marzo de 2012

Más mágicas coincidencias y nuevas esperanzas

Ayer volví a ver a Mirian  en el nuevo centro hospitalario donde la han trasladado recientemente. Pero no solo éso: ayer también vi, allí mismo, a una mujer excepcional con la que estuve charlando un buen rato.  

En la entrada anterior a ésta "Un cambio inesperado", conté cómo acudí hace una par de semanas a una reunión un tanto especial. Alentada por mi curiosidad tras leer un libro llamado "Estados Alterados de Conciencia", libro que vi expuesto en una librería, compré y leí. Libro que resultó estar escrito por dos personas que viven en Ginebra y que organizan este tipo de reuniones periódicamente. A ellas acuden personas de toda edad y condición, y allí comparten experiencias  vividas y relacionadas con distintos tipos de estados alterados de consciencia. Allí, en mi primera reunión, coincidí con  una mujer que, como yo, iba por primera vez y más por curiosidad que por otra cosa. Creo que ambas estábamos algo intimidadas y sorprendidas al escuchar unas experiencias un tanto "diferentes", que ninguna de nosotras habíamos experimentado nunca. Ella, valientemente, se atrevió a intervenir en un momento dado. Contó que es argentina, médico, y que ejerce en Ginebra desde hace varios años tras haber trabajado otros tantos en EEUU, muy ligada al mundo de los cuidados paliativos. Yo, tras escucharla,  me animé a hablar de Mirian y del coma. Ella se tuvo que ir antes de terminar la reunión, pero no lo hizo sin antes darme su tarjeta y pedirme que la contactara en privado.  Este encuentro ocurría precisamente el mismo día que  trasladaban a Mirian al nuevo hospital, aunque yo entonces no lo sabía. De hecho yo me enteré de la sorprendente noticia del traslado al llegar a casa justo después de la reunión, ya bastante tarde. A través de un mensaje que la hermana de Mirian había dejado en mi contestador, informándome del traslado e indicándome el número de habitación y el nombre del hospital.
Yo fui a visitar Mirian al día siguiente tal y como tenía previsto hacer (suelo ir los viernes a mediodía). El nuevo hospital me dio buena impresión. Tras mi visita me decidí a escribir a esta mujer médico que acababa de encontrar. Dándole algunas referencias sobre el coma, el libro, la psicología orientada a procesos y hasta un enlace a este blog. Ella no solo me respondió al poco tiempo, sino que mostró interés y me animó a encontrarnos para poder charlar tranquilamente en persona. En el intercambio que siguió para encontrar día, lugar y hora de encuentro, me enteré de  que ella era la responsable de la geriatría comunitaria de un grupo hospitalario en Ginebra. Grupo que incluye no solo el hospital donde está Mirian ingresada desde hace poco, sino también el hospital psiquiátrico donde estuvo hace algunas semanas y donde yo viví una especie de pesadilla.

¡No me lo podía creer!  ¿Y alguien duda de que la realidad a veces supere con creces a la ficción? Vamos, que si hubiera soñado con conocer personalmente a un médico en Ginebra que me pudiera echar una mano con Mirian, nunca me hubiera atrevido a elegir a una mujer así:  hispano-hablante, de mente abierta a determinados temas, con una relación cómoda y natural con la muerte, que se está leyendo mi blog con interés y que encima es responsable de geriatría comunitaria en el  hospital donde está ingresada Mirian. ¿Alguien puede pedir más? 

Me cuesta creer que ésto sea tan solo una (otra) mera coincidencia, aunque comprendo que la gente así lo crea. Yo creo que la vida puede ser maravillosa, incluso mágica, y que solo tenemos que confiar en ella y estar abiertos y receptivos a lo que ella tenga que decirnos. No sé como ocurre, ni cuándo ni porqué, pero sé que ocurre y que cuando ocurre se produce una especie de magia que te hace sentir increíblemente bien. Y además estoy convencida de que es algo que nos puede ocurrir a todos y cada uno de nosotros, si nos lo permitimos.  Es algo parecido a enamorarse perdidamente, cuando menos te lo esperas, en unos pocos segundos, de un completo desconocido, .

Ella es la mujer excepcional a la que ayer vi en el hospital. Cuando yo llegué la llamé y ella vino a buscarme a la habitación de Mirian, para conocerla y saludar a su madre. Luego me enseñó su departamento en el hospital, su oficina personal, me presentó a su equipo, me explicó su trabajo y nos tomamos un café mientras charlábamos como dos viejas amigas. Ella se ocupa de la geriatría a domicilio, no de la hospitalaria, y trata de unificar el aspecto puramente médico con el aspecto emocional, personal y social de los pacientes. Aunque reconoce que el sistema de salud tiende a ignorarlo, influenciado por la economía, la política y con grandes presiones de las aseguradoras. No solo le interesó lo que le conté del coma a pesar de no ser "mainstream", sino que va a comprarse y a leer el libro. Además ella conoce personalmente al médico de Mirian y va a hablar con él y a estar pendiente. Me ha invitado a avisarla cada vez que vaya a ver a Mirian para seguir en contacto.  No pretendo que haga mucho más que eso, es una mujer tremendamente ocupada. Yo ya me siento muy agradecida  por constatar que hay médicos así, por haberla encontrado en mi camino, por haberme sentido escuchada y comprendida  y por haber compartido con ella ese rato. Incluso le he pedido  permiso para hablar de ella aquí y me lo ha dado, lo que también le agradezco. Se llama Laura, como mi abuela.
Por si ésto fuera poco, las noticias de ayer sobre Mirian fueron estupendas. Cuando llegué  a su habitación la estaban bañando (durante sus dos años en el otro hospital eso nunca me ocurrió). Luego la llevaron a comer, junto con otros pacientes, a un comedor.  Poco antes de terminar la comida llegó su madre y juntas esperamos a que terminase. No solo se lo comió absolutamente todo, y todo sólido, sino que hace  unos días que le han eliminado completamente la alimentación asistida. Aunque aun no le han cerrado la vía en el estomago por precaución, están haciendo  pruebas para ver si ella logra comer y beber sola normalmente, con el objetivo de cerrarle definitivamente la vía en caso de que todo evolucione favorablemente. Como todo, es cuestión de esforzarse en mejorar en lugar de ir a lo cómodo. Si a uno le dejan en la cama, le ponen un pañal y le dan alimentación asistida día tras día, ¿cómo va su cuerpo a querer y lograr funcionar normalmente? Hay que hacer el esfuerzo de pasar por una fase de adaptación, o de intentarlo por lo menos, aunque sea mucho más incómodo.

Es evidente también que la madre de Mirian está muy contenta de estar allí. Ya han tenido la primera reunión con el médico, que habla español, y la comunicación parece bastante fluida. Mirian ha empezado ya sus sesiones de fisioterapia, y va a hacer también terapia artística, logopedia, etc. Incluso le dan un masaje cada semana, lo que sin duda le aliviara los dolores de espalda que sufre al permanecer sentada.  El médico les ha pedido tiempo para conocer a Mirian e ir poco a poco y paso a paso, pero la idea es lograr que ella evolucione lo más posible y en todos los aspectos.  Ya está prevista una nueva reunión con la familia a fin de mes. Sobre la agresividad de Mirian no han dicho mucho, lo que podría indicar que ha desaparecido o al menos disminuido. Aunque puede que sea un síntoma que vuelve de manera periódica debido a sus lesiones cerebrales. 

Su madre me dijo también  que el médico  parece sensible al tema de la colaboración de la familia en sus cuidados, asunto que trataron durante la reunión como yo les sugerí. Aunque les han pedido tiempo y paciencia antes de empezar realmente con ello, parecen abiertos y comprensivos. Es algo que yo ayer comenté con Laura, delante de la madre de Mirian, y según ella eso es algo que se puede arreglar fácilmente y que va a tratar en privado con su médico.

 
Aparte de eso vi a Mirian bastante contenta y animada, aunque sigue con su obsesión de pedir que le acuesten en la cama a cada minuto y de hablarme en francés. Como ha sido su cumpleaños esta semana, ayer le llevé de regalo un ajedrez y una baraja de cartas. Estuvimos colocando  las piezas en su sitio y revisando el nombre y la manera en que se mueve cada ficha.  Cometió errores, pero con su mano derecha maneja las fichas y las coloca en el sitio adecuado si se le dan las instrucciones precisas verbalmente. No recordaba muchas cosas, pero por ejemplo cuando le pregunté cómo se movía el caballo me respondió  sin dudarlo "en forma de L". Creo que cuando ella logre concentrarse y olvidarse de pedir que le echen en la cama a cada minuto, podrá avanzar mucho más rápido, y quién sabe si hasta llegar a jugar una partida. El ajedrez va a quedarse en su habitación, así que cuando vaya a visitarla intentaré jugar un rato con ella . Luego jugamos una partida de cartas, visibles y sobre la mesa puesto que  la movilidad de su mano izquierda es muy reducida. También la percibí bastante despierta, haciendo perfectamente escaleras y tríos con las cartas. 

Antes de irme pregunté por el tema legal y también parece que a finales de mes se espera un importante avance en ese sentido. Con la precaución que requiere el manejar este tipo de información, al menos es algo positivo y no han surgido nuevos obstáculos.

Así que ayer salí del hospital mucho más esperanzada y contenta de lo que había ido saliendo últimamente. Ojalá esta sensación se repita en las próximas visitas. Yo tengo la impresión de que así será.

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