Sobre este blog

En casos extremos algunas almas se pierden durante un tiempo en un estado de coma o estado vegetativo, mundo fascinante y desconocido que me gustaría poder dar a conocer aquí. A través de una historia real, llena de esperanza, y de un libro.
Algunas personas consiguen despertar del coma, otras no. Pero me consta que, independientemente del desenlace, utilizando
el "coma work" que describe el libro, al menos se las puede ir a buscar y llegar a comunicarse con ellas.

domingo, 25 de marzo de 2012

Primer día de una nueva primavera

En mi última visita, uno de esos preciosos primeros días de una nueva primavera, me encontré la habitación de Mirian vacía.

Sí estaba la tele encendida, en un canal de televisión española, y como yo no sabía cuánto tiempo estaría fuera, dependiendo de si estaba en alguna terapia, en el baño, en algún examen médico o simplemente dando un paseo, llamé a su madre al móvil. Ella respondió enseguida y me dijo que estaban tranquilamente dando un paseo por el jardín, así que fui a su encuentro para no perder tiempo. 

El jardín de este nuevo hospital es enorme, hay muchos senderos y muchos bancos de muchos colores por todas partes. Era un día soleado, ya empezaban a salir bastantes flores y en medio había un gran estanque donde no solo se veían peces y patos, sino también una enorme tortuga que tomaba el sol tranquilamente encima de una roca. Las encontré enseguida. Además de ver a Mirian guapa, con el pelo limpio y bien peinado, enseguida me di cuenta de que ese día estaba de buen humor, incluso charlatana. Tal y como era ella habitualmente hace tan solo unos meses.

Terminamos el paseo, les enseñé la tortuga,  y algunos minutos después volvimos a la habitación, pues según su madre se acercaba la hora de su sesión de fisioterapia. 

sábado, 10 de marzo de 2012

Más mágicas coincidencias y nuevas esperanzas

Ayer volví a ver a Mirian  en el nuevo centro hospitalario donde la han trasladado recientemente. Pero no solo éso: ayer también vi, allí mismo, a una mujer excepcional con la que estuve charlando un buen rato.  

En la entrada anterior a ésta "Un cambio inesperado", conté cómo acudí hace una par de semanas a una reunión un tanto especial. Alentada por mi curiosidad tras leer un libro llamado "Estados Alterados de Conciencia", libro que vi expuesto en una librería, compré y leí. Libro que resultó estar escrito por dos personas que viven en Ginebra y que organizan este tipo de reuniones periódicamente. A ellas acuden personas de toda edad y condición, y allí comparten experiencias  vividas y relacionadas con distintos tipos de estados alterados de consciencia. Allí, en mi primera reunión, coincidí con  una mujer que, como yo, iba por primera vez y más por curiosidad que por otra cosa. Creo que ambas estábamos algo intimidadas y sorprendidas al escuchar unas experiencias un tanto "diferentes", que ninguna de nosotras habíamos experimentado nunca. Ella, valientemente, se atrevió a intervenir en un momento dado. Contó que es argentina, médico, y que ejerce en Ginebra desde hace varios años tras haber trabajado otros tantos en EEUU, muy ligada al mundo de los cuidados paliativos. Yo, tras escucharla,  me animé a hablar de Mirian y del coma. Ella se tuvo que ir antes de terminar la reunión, pero no lo hizo sin antes darme su tarjeta y pedirme que la contactara en privado.  Este encuentro ocurría precisamente el mismo día que  trasladaban a Mirian al nuevo hospital, aunque yo entonces no lo sabía. De hecho yo me enteré de la sorprendente noticia del traslado al llegar a casa justo después de la reunión, ya bastante tarde. A través de un mensaje que la hermana de Mirian había dejado en mi contestador, informándome del traslado e indicándome el número de habitación y el nombre del hospital.