¿Se deben tener y/o dar falsas esperanzas? ¿En qué momento exactamente se debe tachar de "falsa" a una esperanza?
Es un tema importante y complicado, que yo he tenido siempre muy presente, que me ha proporcionado más de un quebradero de cabeza y que ahora se me hace necesario abordar. Sobre todo pensando en los familiares y amigos de una persona en coma, que viven una experiencia devastadora durante un espacio de tiempo prolongado.
Primero dejar claro una cosa: el “coma work” que yo introduzco aquí, que he visto a un experto practicar con Mirian y que he llegado a practicar yo misma, ni es ni pretende ser una receta infalible para conseguir que los pacientes en coma se despierten. Si bien es cierto que Mirian se ha despertado tras un año en estado de coma, contra pronóstico, en realidad nadie sabe - ni sabrá nunca – hasta qué punto han influido las técnicas explicadas en el libro y el trabajo realizado con ella en ese sentido. Puede que su despertar se deba más bien a los excelentes cuidados médicos, a la constante presencia y cariño de la familia y amigos, a la suerte, a las oraciones constantes de algunos fervientes creyentes que la rodean, a Mirian misma que tras vivir lo le tocaba decidió, pudo y supo volver, al destino o a algún Dios que hay por ahí, si es que lo hay. Seguramente, haya sido una mezcla de todo ello, en mayor o menor proporción.
En realidad la razón no importa, y lo mejor es que cada uno que se quede con la parte que prefiera o se sienta más cómodo. Yo personalmente no creo tener ningún mérito particular en ello, y ya he dejado de preguntarme los verdaderos motivos por los que Mirian se ha despertado. Tan solo me siento satisfecha y agradecida por la experiencia que la vida me ha ofrecido a través suyo, independientemente del desenlace. Cierto es que ese desenlace me ha dado las alas para atreverme a contar esto públicamente, a pesar de la exposición y el riesgo personal que eso conlleva.